Rescatado desde el baúl del naufragio.

- Muy buenas, aquí estoy again... La verdad es que a mis años, cualquiera tiene un montón de cosas escritas, legajos arrugados entre los libros de la estantería, carpetas enmohecidas y olvidadas en el sótano, llenas de sinsabores que te arrancan sonrisas y también viejos diskettes, discos duros, diarios... En resumen, que tengo algo de material para ir sacando cuando no tenga nada mejor. Así que de vez en cuando les aburriré con materiales rescatados. Este es muy reciente, de hace unos meses para un concurso de cuentos cortos de la Uni, antes de seguir, les prevengo que no me llevé nada (y había seis premios) y que conocidos y leídos los premiados, supé bien porque. Merecida mi derrita pues, les dejó con un texto perdedor:


- Permanecía hipnotizada por su propio acto, estaba aplastando medio cigarrillo contra el cenicero (media cáscara de un coco comido quién sabe cuándo). Desde que empezó el invierno no había apurado ni uno sólo, últimamente los dejaba por la mitad (qué desperdicio)… Él (limpiándose los restos del crimen en el baño, haciendo emerger su olor natural de caramelo, demasiado fuerte para que menos de una hora de sexo sucio pudiese abrir brecha y quedarse, (ni su olor ni ella permanecerían mañana).ÉL le había dicho, con una media sonrisa y mientras se desnudaba, - "fumar ya no está de moda"- , tampoco el color rojo pensó contestar, pero él nunca decía las cosas para herir. Excepto por el sobrepeso y la pinta de abuelo el muy cabrón era perfecto. Un ruido en la cama la sacó del nirvana…. Se está enfundando el traje rojo, - “¿te escapabas sin despedirte?”.
“No quería cortarte, se que después necesitas pensar un poco en ello, no quería interferir, pero finalmente hice un poco de ruido quería despedirme”.
“Nunca quieres interferir, no podemos seguir con esto, es insostenible, sólo puedo tenerte una noche al año, ni eso, ni un hora…”.
“Para mí tampoco es fácil, pero o es así o nada, no podemos elegir.”- Se acercó a ella para besarla, ella esnifó el olor a caramelo sobre su hombro, pero le negó el beso de despedida.
Él sonrió: “luego te portaras bien todo el año para que vuelva. Hasta el año que viene Mari”
“Te odio Santa.” - Y salió por la chimenea,- “maldita Navidad, malditos renos, necesito un porro ya…”-cogió el abrigo y marchó en dirección al puerto.