Friday, March 19, 2010

Cura de humildad

El monje llevaba semanas arrastrando la roca, sólo terminaría su suplicio al llegar al final de la montaña, llevaba días sin dormir y ofrecía un deplorable aspecto. Todo el que lo veía le ofrecía ayuda, que él declinaba con maneras tan sublimes que dejaba en aquellos que se cruzaba, esa suerte de paz interior que sobreviene si no se busca y que tan cara es al encuentro. En dos días era famoso en el valle. Pero a medida que iba avanzando en su propósito, más raros eran los encuentros con él.
Bajo la luz rojiza del sexto atardecer, su inclinado destino, le obligó a dejar los caminos comunes, adentrándose por sendas ignotas.
En el valle, su historia se convirtió en un susurro, a veces los niños llegaban corriendo desde los campos a la aldea y juraban excitados haber visto a la roca moverse en las zonas más altas de la montaña. Pasó una semana y no faltaron los mentirosos que juraban verlo, al tiempo que los que al principio se lo cruzaron, atribuían sus buenas suertes al delgado hombre arrastrando la gran piedra.
Fue el Sábado de la segunda semana, cuando Munsokay “El Cazador”, dijo haberse encontrado con el monje, más allá de las nieblas altas, a las que entró persiguiendo el enorme ciervo que transportaba cuando llego a la aldea. Munsokay era respetado y nadie puso en duda su testimonio, racionando las palabras y los gestos, dio a entender que ofreció ayuda al hombre, que este se encontraba derrotado recostado sobre la piedra y que tal vez permanecía allí desde hacía dos días, pero que el monje declinó su oferta y decidió seguir su camino, aunque era evidente que no podía moverse del sitio… Al decir esto Munsokay, hizo un profundo silencio con el que reflejaba su respeto por el monje.
El alcalde pidió voluntarios para subir a ayudar al monje, pero pocos se ofrecieron y Munsokay, asqueado de la cobardía de aquellos hombres, aferrados a sus ridículos arados, feas mujeres y macilentos animales, decidió encargarse él mismo, y así el resto respiró aliviado.
Munsokay mandó una paloma mensajera a su hermano del sur, este era un gran guerrero y poseía 50 jinetes de elefantes. A los dos días un temblor sacudió el pueblo, el hermano de Munsokay era aún más alto y fuerte que él y montaba un gigantesco elefante.
Ambos subieron a la montaña y gentes de todo el valle los vitoreaban desde los bordes de los caminos.
Era el décimo noveno día y el monje sentía que no llegaría a completar su tarea, y lloró amargamente hasta que el sol se diluyó en el horizonte. La oscuridad trajo un sopor insoportable y pronto quedó sepultado bajo una montaña de sueño.
Sin embargo despertó en el vigésimo primer día, y lo hizo en un mullido colchón, en la aldea, simuló alegría y gratitud lo mejor que pudo, velando su amarga derrota a sus bienhechores, finalmente abandonó el valle, y miró por última vez la montaña, la piedra estaba sin duda en su cúspide, pues el mismo hermano de Munsokay, retomando su tarea, la llevo hasta donde debía ir, como muestra de profundo respeto hacia el monje.
Finalmente descendió por el camino, preso de una gran tristeza, pues había aprendio que las cimas, están reservadas sólo para los de siempre.

Monday, March 15, 2010

Cirugía personal

- Algo me ha sobrevenido, algo que ha cambiado algunas cosas, pequeños cambios íntimos y en apariencia nimios, como un dedo, cuyo peso con respecto al resto del cuerpo, algunos dedos pesan mucho, otros poco, pero en general no son una porción respetable del todo al que pertenecen. No obstante, si me tuvieran que arrancar una libra de carne, nunca daría un dedo como parte.
- Me pregunto si ahora que tengo menos dedos, el resto harán mejor el trabajo, tendrán más espacio para toquetear a gusto y seré alguien más mañoso. O quizás haya perdido irremediablemente el equilibrio y la fuerza.
- Entonces me vería arrastrado a un estadio anterior, quizás Nietzsche o el comercial de Praga, disfrutarían en esta tesitura, pero para conducir y manejar el navegador táctil, necesito todas mis facultades digitales. Lo siento pero no tengo ganas de ser el Jhon “El salvaje”, la verdad.

- Si damos forma a un tronco, no tiene sentido quedarse con la viruta, es necesario barrer cada cierto tiempo, el problema es que nuestros formones rara vez hacen lo que se les pide y la madera, ¡ay¡ señores, la madera tiene muchos secretos.

Friday, March 12, 2010

Miguel Delibes

- Hoy murió Miguel Delibes, recuerdo que en el Instituto, cuando aún exploraba las potencias de mi alma, en clase de literatura de 3º de B.U.P (1º de Bachiller, para la juventud), la figura de este guardián del castellano fue objeto de una redacción. Con mi alma gamberra lo puse a parir, satirizando una de sus jornadas de caza. Gustaba yo por entonces de estos saltos con red, donde los temas y las intenciones, aliñadas con pequeñas mañas estilísticas robadas de otros escritores, eran siempre bien recibidas por mis profesores, que veían en mí a un “Poète Maüdit” o lo que fuera.
- A costa del difunto y de mí mismo añadí otra felicitación, la guardé mecánicamente en Él Cajón, sospechando despreocupadamente que llegaría un momento en el que el polvo iría ganando espacio y en el que lo más destacable, se acartonaría y amarillearía sarcásticamente.

- En el día de hoy murió Delibes, y yo, doce años después de burlarme de él, trabajo para un apasionado de la caza y defiendo la foto a capa y espada: doce hombres, cansadas escopetas abiertas en compás sobre sus antebrazos, con 40 cérvidos muertos a los pies, todo sobre un mantel de atardecer castellano y manchego.

- Por toda la escuadra Don Miguel, por toda la escuadra.

Saturday, March 06, 2010

Islandia

Hoy se vota algo curioso en Islandia, se vota no devolver el dinero. Islandia era hace un año, el país más inteligente del mundo, a poco que se prestara la oreja se escuchaban sus bondades, galopando sobre el viento del Norte, causaba asombro la preeminencia del dinero de plástico, la sagaz expansión de su sistema financiero, la vertiginosa velocidad a la que el dinero movía, entre sus escasos 300.000 habitantes. Un país respetuoso con el medio ambiente, en el aire sabe a aire, al agua a agua, un paraíso. Y resulta que vino la crisis, y ahora cada recio y sano islandés, tienen una deuda de 40.000€, lo mismo el rico banquero que acumulo millones, que un honrado basurero, un estibador, un bombero e incluso un niño que juguetea en una de esas guarderías islandesas, que me imagino como un paraíso confortable, con vistas al más crudo invierno y repleto de querubines perfectos y sonrosados.
En esta isla, donde muchos genetistas, estudian las cenozoicas genealogías islandesas, hoy se vota que no se paga. Y A MÍ ME PARECE BIEN. El que piense que el declive de Islandia es consecuencia de la codicia de todos esos malditos esquimales del sur, debe salir ahora mismo a la calle e ir colgando carteles de “Especulador” en todas las casas de su vecindario. Pero no, no es así, ni albañiles con demoníacas calculadoras de notación polaca, ni apaleadores de focas calculando bajo la aurora boreal retorcidas espirales de Ishikawa… Que no paguen, que no lo hagan. Aquellos que nos llevaron al desastre, han dado la vuelta al edificio, han gritado desesperados por las esquinas, entrado por la puerta de atrás y están volviendo a subir al escenario, “Nos equivocamos y para espiar nuestros errores, es necesario un esfuerzo colectivo, lo hicimos porque la sociedad es así, nos esperan tiempos duros, es necesario hacer drásticos recortes, deben ustedes hacer…. “ Y así, con este sencillo discurso, todo vuelve a donde estaba y así, creo que seguiremos, nos arrastraremos hasta que se nos pelen las rodillas….. ¡!!Qué entusiasta estoy hoy¡¡¡