Saturday, May 17, 2014

La válvula de control de vapor


Lo más complicado esta superado, respiremos pues tranquilos. Tras recordar, después de mil intentos, la contraseña de este blog y una vez encontrado el título imposible, podemos abandonarnos a lo sencillo, a la cuesta abajo mientras nos acaricia la cara con una brisa de primavera.

Menudo follón hemos tenido esta semana, un poco más y nos desvíamos de lo importante, que es que esta tarde se juega la final de La Liga. Por suerte,  aunque las tertulias nocturnas y madrugadoras tengan carne para rato, en algunas es tal el tamaño de la pieza que sabiamente han congelado una parte, como escribía a pesar de este eco, el fútbol vendrá a curar las heridas. 

Durante un momento he recordado las líneas de guión del filósofo anarquista de la eterna sonrisa, que venía a decir más o menos: basta un poco de gasolina y de dinamita y todo el maravilloso orden, los héroes, la educación, la ética y el mundo perfecto salte por los aires. Y eso es lo que ha pasado, un hecho deleznable, un frío asesinato de alguien que podría ser mi tía, una amiga, o una completa desconocida, ha desencadenado por todo el país reacciones desde el odio de una orilla, hasta el odio de la otra. Hay tantas cosas moviéndose subterráneamente en nuestro país, tanto odio retenido, tanta frustración y ahora que tenemos el 3G, el Wifi, esos altavoces que hacen que nuestra voz retumbe en el universo, NUESTRA VOZ, que hemos dejado de comprender que sólo es fuerte cuando resuena dentro nuestro, que no necesitamos que se suba a lomos de una multinacional gigantesca que cotiza en el Nasdaq, o cuando necesita consumir móviles, 3G, 4G, con lo bonica que esta callada, hablándole a nuestro ser, pero no, hay que opinar, aunque aquí no exista la opinión. Una persona ha planeado y ejecutado un asesinato, otra persona muere, la/el asesino es capturado, pasa a disposición judicial. No ha sido el asesinato de Kenedy, no ha sido un asesinato político, no es el comienzo de ninguna revolución, es un hecho loco y asqueroso que causa un dolor inmenso a un montón de personas y que la justicia (mejor nuestro remedo de justicia que cualquier otra fórmula, visto lo visto esta semana en Twitter, Televisón, Radio) debe intentar esclarecer y castigar en consecuencia. 

Ahora podría ir citando todo lo que esta mal en el país, y que realmente no hay manera aparente de cambiarlo. Hay muchísima presión acumulada, pero no hay válvula de control que abrir.. Te echan de tu casa, te quedas sin trabajo, te expropian (y no te pagan), vas al banco y el dinero que ahorraste no esta, te exhortan: ¡Cava! y una vez, con esfuerzo,  hecho el hoyo, te multan por estropear el campo. Y luego nadie sabe nada, usted no me chille que lo denuncio por amenazas. Y por algún lado hay que desahogarse, y ese sitio son las redes sociales, porque INTELIGENTÍSIMAMENTE, nos han cedido la libertad digital, para restringirnos la verdadera, tú se una estrella en el FIFA, conduce cochazos en Gran Turismo, o se ese hechicero oscuro follarín y con pelazo en The Witcher, pero el mundo real dánoslo. Pero son tan torpes algunos, tan impunes, que ahora salen queriendo obstruir esa vía de escape y abrazan con ese mundo real que tienen sometido, el mundo virtual y aparece un policía real (que lo mismo el Sábado esta protestando por lo precarias que son las migajas que le da el que le ordena) te saca de tu real casa al real calabozo.

Por si te has dormido, te lo resumo, primero intento de prólogo original, luego contextualización citando el tema a desarrollar de manera no explícita, luego les doy a los que más cercano estoy de acuerdo, después me encaro con los otros, finalmente hago un resumen y os dejo una reflexión final cercana e íntima; ¡que esto es un blog personal!.

Miren yo he tenido dos hijos, este no es el mundo que quiero dejarles. El sistema no puede cambiar sin que algo se rompa dolorosamente por algún sitio, pero cada cosa tiene su espacio. Lo de esta semana no ha sido la justa revancha por la lucha de clases, esa batalla se debe librar de otra forma y en otro sitio, que quizás ninguno veamos, porque nuestra vida ni es la primera ni la última, hay que vacunarse contra el síndrome del partido del siglo. No hay que opinar de todo, no hay que pelear todas las batallas porque entonces todo será pasto de la guerra. Ha sido un asesinato y encima por razones mezquinas, sobre esa tierra, no puede crecer ese árbol que tanta falta nos hace.